El Monte da las Ánimas: la leyenda
El Monte de las Ánimas, leyenda de terror gótico publicada el 7 de noviembre de 1861 en el diario El Contemporáneo junto con otros dieciséis relatos.
La obra se divide en una corta introducción, tres partes y un epílogo donde el relator agrega nuevos detalles a la historia.
Cuenta las desventuras de Alonso, un joven cazador de actitud inocente que es convencido fácilmente por su prima Beatriz de ir al Monte de las Ánimas justo durante la noche del Día de los Muertos.
Precisamente el lugar menos indicado de recorrer en medio de las festividades de Todos los Santos.
La historia transcurre en Soria, en el llamado Monte de las Ánimas, el día de los difuntos.
Los Condes de Borges y de Alcudiel, junto a sus hijos Beatriz y Alonso y pajes iniciaban el camino hacia la cacería, montados a caballo.
Alonso, empezó a relatar una leyenda, la del Monte de las Ánimas. Al parecer, este monte que llamaban de las ánimas pertenecía a los Templarios.
Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales.
Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos.
Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.
El Monte de las Ánimas estructura narrativa
Es la voz narradora de Bécquer que aparece al inicio de la narración y luego en el epílogo.
Éste narrador en primera persona se sitúa dentro de la historia como un “testigo-oidor” que quiere transmitir a sus lectores lo que él mismo escuchó de la boca de los lugareños en Soria, tras haber visitado el monte de las Ánimas.
Logrando así aportar mayor credibilidad a lo que va a relatar a continuación.
El narrador externo
Es el mismo narrador que en la parte 1 y 2 de la leyenda se distancia para quitarse importancia y se sitúa fuera del relato, como una especie de “cámara” que sigue a Beatriz y a Alonso.
Que los observa y escucha. Por lo tanto tiene un amplio conocimiento de lo que ocurre alrededor de ellos, de sus gestos y actos que por momentos parece juzgar.
En la parte 3 del relato se enfoca en la perspectiva de Beatriz: en lo que piensa, siente, escucha y ve.
Comienza la leyenda
La noche de difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.
Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca, y al que no sirve tirarle de la rienda.
Por pasar el rato, me decidí a escribirla, como, en efecto, lo hice.
Yo no la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza, con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche.
Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.
¿Quieres seguir leyendo? Llévate el libro y continúa esta misteriosa leyenda de terror...
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